mientras tanto vuela polvo de escombros que
ensucia álbumes de fotos y zapatos,
y alguien pregunta por sinónimos del verbo volar;
la idiosincrasia de ese torrente que nos arrastra
no alcanza;
tampoco la línea de puntos
encima del papel vacío,
ni este olor a vainilla en las manos
que nos aviva el bovarismo*
o nos descifra
*Estado de insatisfacción crónica de una persona,
producido por el contraste entre sus aspiraciones o deseos y la realidad que la
circunscribe y frustra. El término refiere a la figura de Emma Bovary,
personaje emblemático de la novela de Gustave Flaubert (1821-1880), que se ha
convertido en un estereotipo de la insatisfacción conyugal. Madame Bovary (1856) describe con increíble agudeza literaria una
mirada juiciosa y analítica sobre la alta sociedad francesa del siglo XIX, y
representa para el canon académico un punto de referencia clave entre el
llamado “romanticismo tardío” y el incipiente movimiento realista.