En el no sé dónde no hay cuida-coches recién recibidos,
los granos de lechuga se plantan en hebras
y las aguas vivas
tienen Singers a pedal del siglo pasado
apolilladas en el sótano
para marroquineriarse los tentáculos
y morir jóvenes y secas.
A los pueblerinos
la letra manuscrita no se les entiende y,
a juzgar por las tazas,
llevan tiempo sin leerse las borras.
Las Biblias y los zodíacos están prohibidos
aunque, en la más dura de las tapas blandas,
los arrebatos de Cannabis Sativa,
así como las manchas de impresora y las peleas de medianera,
suelen estar pluralmente aplaudidos
y ser voluntarios
y obligatorios.