agosto 26, 2017

me caigo y me levanto





nadie puede dudar de que las cosas recaen
un señor se enferma y de golpe un miércoles recae
un lápiz en la mesa recae seguido
las mujeres… cómo recaen

teóricamente a nada o a nadie se le ocurriría recaer
pero lo mismo está sujeto
sobre todo porque recae sin conciencia
recae como si nunca antes

(…) y no hablemos de las palabras
esas recayentes deplorables
ni de los buñuelos fríos que son la recaída clavada
contra lo que pasa se impone pacientemente la rehabilitación
en lo más recaído
hay siempre algo que pugna por rehabilitarse
en el hongo pisoteado
en el reloj sin cuerda
en los poemas de Pérez
en Pérez

todo recayente tiene ya en sí un rehabilitante

(…) un caracol segrega y una nube aspira
seguramente recaerán
pero una compensación ajena a ellos los rehabilita
los hace treparse poco a poco a lo mejor de sí mismos
antes de la recaída inevitable

pero nosotros, tía, ¿cómo haremos?
¿cómo nos daremos cuenta de que hemos recaído
si por la mañana estamos tan bien
tan café con leche
y no podemos medir hasta dónde hemos recaído en el sueño
o en la ducha?
y si sospechamos lo recayente de nuestro estado
¿cómo nos rehabilitaremos?


Julio Cortázar; “Me caigo y me levanto” (frg).